LA HISTORIA DE JUAN ISAAC CASTAÑEDA (JIC)

Durante 8 años, Isaac y yo buscamos poder ser padres biológicos sin éxito alguno y sin conocer la explicación. Cuando ya habíamos desistido y habíamos empezado un proceso de adopción, la vida nos sorprendió y quedamos embarazados en marzo de 2016 de un bebé al que llamamos JUAN ISAAC. Era un milagro para nosotros y el centro de nuestra felicidad. Sin embargo en la semana 10 tuve una amenaza de aborto por un hematoma subcorial que me llevó a tener que estar acostada durante 1 mes, luego del cual aparentemente todo estaría mejor. Sin embargo, en la semana 27 de gestación, luego de dos showers, de haber decorado el cuarto del bebé y tener en el imaginario todo lo que representa saberse por fin mamá, en una ecografía de rutina los médicos advirtieron que el bebé había dejado de crecer desde la semana 23, es decir que tenía RCIU (Restricción de crecimiento intrauterino), y la placenta se estaba calcificando. De inmediato me hospitalizaron y allí estuve por 3 semanas más, hasta la semana 30 en la cual, al evidenciarse una importante disminución de líquido amniótico, la ginecóloga decidió que lo más prudente era efectuar la cesárea. En ese momento Juan Isaac pesaba 890 grs., era muy pequeño.

Una vez nació Juan Isaac fue llevado a la UCI neonatal, allí todo iba bien, hasta que en el día quinto empezó a presentar fiebre e infección sin causa aparente. Pese a ser tratado con múltiples antibióticos Juan Isaac falleció en Bogotá, a sus 7 días de vida, el 19 de octubre a las 2:20 am.

Nunca me permitieron alzarlo en vida, tampoco tomarle fotografías porque “no estaba en su mejor estado”. Tampoco nadie me dijo que iba a suceder después de su muerte, no me hablaron de la producción de leche aunque mi bebé no estuviera, no me explicaron todo lo que iba a venir, no recibí apoyo o soporte psicológico en ese momento, ni siquiera un “lo siento”, solamente esta frase: “Puede recoger el cuerpo a las 3pm”.

Después de su muerte, empecé el camino más difícil de toda mi vida, el del duelo. Debo confesar, sentí morirme en vida y a causa de la falta de empatía y el trato recibido de los profesionales de la salud en el momento de la muerte de Juan Isaac, me generó mucha rabia y la frustración, pero más aún la forma como las personas me pedían que lo superara en un par de meses. Eso me hizo comprender que nuestra sociedad no está educada para abordar la muerte de un bebé y que es un enorme tabú.

Renuncié a mi trabajo y me dediqué a sanar, a ir a terapia psicológica, a yoga, a tocar guitarra, leer sobre duelo y sobre todo a llorar. Poco a poco empecé a ver que en otros países este tema se manejaba distinto y que habían círculos de apoyo y redes de contención, yo quería algo así para mi y para todas las las mujeres en mi país. Comprendí que la manera de darle sentido a todo lo sucedido y hacer memoria de mi Juan Isaac, era formarme y trabajar para apoyar a otros padres en duelo por la muerte de sus bebés y buscar generar transformaciones en la forma cómo se atiende en las instituciones de salud a los padres cuyo bebé ha muerto o va a morir.

Fue así como nació este sueño que lleva por nombre las iniciales de Juan Isaac Castañeda “JIC Fundación”, que hoy le da sentido a todo lo sucedido, y que se ha convertido en mi gran maestría. Hoy materno a mi hijo del cielo a través de esta misión que vino a traerme: Sostener, abrazar, acompañar a padres y madres en duelo por la muerte de sus bebés, con la certeza de que aunque al comienzo todo se vea nublado, es posible salir adelante, es posible volver a ver la luz y reconstruirse. Y la mejor forma de hacerlo es homenajeando a nuestros bebés con la decisión de transformar el dolor en actos de AMOR en su nombre y en su memoria.

 

ANGELA MARÍA MUÑOZ
 Mamá de Juan Isaac
Fundadora de JIC Fundación

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